El mexicano Alejandro Fernández ofrece ante 12.000 fieles un bello concierto en Santa Cruz, dentro de su gira ’Viento a favor’
William HernándezSanta CruzEl cantante mexicano Alejandro Fernández cautivó anoche a los miles de corazones que se dieron cita en el recinto portuario de Santa Cruz. Los chicharreros, con mayoría neta de público femenino, hicieron que se llenara hasta la bandera el lugar del concierto para presenciar las canciones de la gira Viento a favor.
Después de haber dejado su huella indeleble el miércoles pasado en Las Palmas de Gran Canaria, y ayer en Santa Cruz, el artista se dirigirá hoy a tierras peninsulares, en esta ocasión a Murcia, para seguir adelante con su gira. En todo caso, y respecto al concierto de anoche, se podría decir que mejor previa para la celebración del día de Canarias imposible, por la calidad del espectáculo.Los más de 12.000 asistentes vibraron con todas y cada una de las ya famosas baladas pop de uno de los artistas latinoamericanos del momento.
El concierto arrancó con bastante puntualidad para lo que se estila, apenas diez minutos, en la apacible y expectante noche tinerfeña, pues la muchedumbre se dedicó a corear el nombre de Alejandro Fernández para estallar en júbilo cuando el divo mexicano apareció en el escenario. Frente a él, una audiencia entregada, multigeneracional, que recitó la letra del primer tema, A manos llenas, uno de los sencillos de su último disco. Fue el preludio del primer estallido en una noche de emociones a cargo de Alejandro Fernández, que se empleó a fondo acto seguido con Qué voy a hacer con mi amor y, cómo no, otras imprescindibles de su más reciente trabajo que da nombre a la gira y que le ha traído de nuevo a tierras tinerfeñas, como Amenaza de lluvia o la entrañable y sensible Estabas ahí, y claro, no podía faltar la enamoradiza Te voy a perder, con la que se desató el griterío en forma de declaración al artista mexicano. Por cierto que éste, quien se define a sí mismo como un animal de escenario, se mostró muy receptivo al diálogo con el público, al que saludó con las siguientes palabras: "Muchísimas gracias Tenerife, increíble su recibimiento. Estamos celebrando quince años de carrera y queremos celebrarlo con ustedes". Toda una declaración de intenciones para lo que vendría luego en la noche del puerto tinerfeño, en un concierto con una organización óptima, lo que fue agradecido por el público.
En el concierto de ayer no faltó casi de nada. Además de sus conocidos éxitos, que el público coreó con emoción desatada, el potrillo de México, como popularmente se le conoce, también trajo desde su país natal hasta Tenerife su repertorio de rancheras, y nada menos que vestido con el traje de charro, inmaculado, orgulloso de representar a su pueblo y, como no, de estar cantando ante el abarrotado recinto. Con esa estampa de mexicanísimo, Fernández trazó en la primaveral noche tinerfeña temas clásicos amaestrados a su voz como Ay Jalisco, El Rey o Mátalas, sin olvidar otras canciones en las que el artista ha dado un estilo personal e inconfundible, como en la canción Tantita pena. Estos fueron algunos de los temas con los que Fernández deleitó a los miles de hombres, mujeres y niños que asistieron al recinto portuario.
El hijo del ya veterano y también popular cantante Vicente Fernández, autor de canciones tan famosas como Por tu maldito amor o La diferencia, ha superado con creces el éxito que alcanzara su padre, pues ha cruzado fronteras y ha llegado no sólo al público latinoamericano, sino también a casi todo el mundo de habla hispana; también en España, en donde ha colaborado y fusionado su música con artistas de calidad reconocida como Diego El Cigala, con quien cantara a dúo años atrás en Las Ventas (Madrid) para hacer de Como quien pierde una estrella un tema, que ya de por sí era bueno, una pieza musical insuperable.Lo vivido ayer en la noche santacrucera fue uno de esos momentos especiales porque así lo quiso el propio artista, que con sus canciones, gestos y palabras robó el corazón de las mujeres, y dejó a los hombres asumiendo su calidad de voz y de música. Alejandro Fernández cantó en nombre del amor, de esos sentimientos universales, y, cómo no, presumiendo de patria, llevando un cachito de su país a Tenerife, a Canarias y a España. Con un elenco de 25 músicos, entre los que no podían faltar un grupo de mariachis, puso en escena un espectáculo equiparable al último gran evento que mantuvo a la ciudad en vilo, hace casi un año, con el concierto de los también mexicanos Maná.
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