REGINA SOTORRÍO
HIZO honor a su apodo, y desbocó a su público.
'El Potrillo' de México, o lo que es lo mismo, Alejandro Fernández, desató ayer el delirio en el Auditorio de Málaga ante 12.000 fans que agotaron las entradas hace ya dos semanas. Desde primera hora de la mañana, los alrededores del recinto recibían un goteo constante de seguidores -femeninas, en su mayoría- que querían estar a un palmo de su ídolo y escuchar de cerca las baladas y rancheras que han enamorado a medio mundo.
El mejor embajador de Jalisco repitió ayer el éxito que cosechó hace dos años en su primera visita a Málaga. En esta ocasión, le devolvió a la Costa del Sol 'Viento a favor', su nuevo trabajo; pero sin duda lo más coreado fueron sus viejos éxitos. Y es que a Alejandro Fernández le avala una trayectoria de 15 años de grandes temas que forman parte ya de la banda sonora vital de muchos. Por eso, no es de extrañar que el concierto se alargara durante más de dos horas.
Intensidad y pasión
Con alguna que otra cana de más, pero con la misma intensidad y pasión que la vez anterior, 'El Potrillo' se hizo con las riendas del concierto desde el primer momento. Arrancó con sus baladas de hoy y de siempre. 'Qué voy a hacer con mi amor', 'Te voy a perder', 'A manos llenas' o 'No se me hace fácil' caldearon el ambiente, cuya temperatura subía canción tras canción. En pie, el público entregado se movía a los ritmos latinos de 'Canta corazón'. Y sobre el escenario le arropaban una veintena de artistas, entre coros y músicos.A mitad de la actuación, el romanticismo y la seducción dejaron paso al folclore mexicano.
Orgulloso de su tierra, Alejandro Fernández cambió su atuendo por un traje de charro -chaqueta corta y pantalón ajustado- para traer un 'cachito' de México lindo a Málaga la bella. Fue el momento de recordar, junto a un mariachi, los tradicionales sones de 'Guadalajara', 'Jalisco no te rajes' y 'México lindo y querido'. No se olvidó de los maestros e incluyó en su repertorio popurrís de canciones de José Alfredo Jiménez, Juan Gabriel y temas de su padre, el reconocido artista Vicente Fernández.Apoyaba a su potente garganta un montaje a lo grande.
Cien metros cuadrados de pantallas que seguían minuto a minuto la actuación del mexicano, más de 120 luces y un escenario con una parte móvil contribuyeron a ofrecer un espectáculo completo y una puesta en escena propia de una estrella de la canción. Una noche que quedará marcada en el calendario de los suyos.
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